En honor al 40 aniversario de la fundación de VIFAC y del próximo lanzamiento del libro biográfico de nuestra fundadora, te compartimos algunos extractos para que conozcas la historia de la fundación de VIFAC escrita por Luis Alfonso Rodríguez, autor del libro de Marilú:
Eran los años 70’s en la Ciudad de México cuando Marilú Mariscal de Vilchis, fundadora de VIFAC, decidió estudiar la carrera de enfermería ya que a ella la movía el “estar”, que en sus palabras es atender con todos los sentidos a la persona que se tiene enfrente, y hacer que se sienta entendida y es lo que Marilú siempre procuró hacer.
Los años de trabajo en el medio hospitalario le dieron a Marilú un panorama muy vasto de lo que hacían las mujeres para interrumpir un embarazo: introduciendo agujas de tejer, ganchos de ropa, cascos de vidrio de refrescos y por supuesto el consumo de hierbas y diversas substancias, que les provocaba llegar a las instituciones de salud con cuadros dramáticos de hemorragias y en algunos casos hasta la muerte. Los problemas que exponían las mujeres, eran sombríos y dolorosos, desde la estudiante abusada, la trabajadora sostén de su familia, el embarazo extraconyugal; siempre la desesperación las conducía a estos extremos y nadie, absolutamente nadie se preocupaba por tenderles una mano.
Las mujeres se planteaban abortar en momentos de confusión y porque no tenían otra opción. Ante la angustia y la pobreza, así como la falta de apoyo, había que pasar a la acción concreta: Marilú y un grupo de valientes con iniciativa, incluyendo a Graciela, emprendieron acciones audaces auxiliando en todo lo que se podía, sin gran liquidez, pero con un rotundo “sí a la vida”. Al ver la respuesta positiva de mujeres a las que se les abrieron las oportunidades y que podían ver su situación de otro modo al ser ayudadas, se las ingeniaron para adquirir gracias a donativos, una pequeña casita en Cd. Satélite, Estado de México en donde empezaron a albergar a las embarazadas, en medio de un ambiente de familia.
Pronto, muy pronto, la casita de Circuito Científicos número uno, fue insuficiente y se dieron a la tarea de ubicar en el mismo rumbo otro inmueble con mayor amplitud. Pilar Compeán, quien colaboraba en aquel entonces, encontró una propiedad en Circuito Educadores ideal: eran cuatro casitas en un solo terreno. Al conocer los espacios, Marilú se ilusionó imaginando la capilla, la sala de usos múltiples, la oficina y sobre todo, suficientes recámaras para alojar a muchas mujeres.
Y así comenzó un sueño del cual hoy en día se han beneficiado más de 60,000 mujeres embarazadas en vulnerabilidad y a 4,710 bebés se les ha restituido su derecho a vivir en familia a través de la adopción. Juntos sigamos soñando y juntos sigamos creciendo.
“Soñad y os quedareis cortos” - San Josemaría Escrivá de Balaguer
